jueves, 26 de febrero de 2015

LAS DIFERENCIAS


Por Bert Hellinger
(Los requisitos necesarios para relaciones humanas son los siguientes: -el vínculo -la compensación -el orden.  Su combinación es lo que conocemos como consciencia. De ahí que la consciencia se manifiesta también como impulso, necesidad y reflejo y es en realidad equivalente a las necesidades de vínculo, compensación y orden) 

Aunque estas tres condiciones actúan siempre juntas, cada una busca sin embargo imponer su objetivo con un sentimiento propio de culpa o de inocencia. Por eso, percibimos la culpa y la inocencia de forma diferente según el objetivo y la necesidad que sirven:
-cuando culpa e inocencia están al servicio del vínculo, sentimos la culpa como exclusión y distancia, la inocencia como seguridad y proximidad.
-cuando están al servicio de la compensación, sentimos la culpa como deber, la inocencia como libertad y exigencia.
-cuando están al servicio del orden, sentimos la culpa como trasgresión y miedo al castigo, la inocencia como escrupulosidad y confianza.
La consciencia sirve cada uno de estos objetivos incluso cuando se oponen el uno al otro. Y nosotros percibimos la contradicción en los objetivos como contradicción en la consciencia. Pues con frecuencia, la consciencia nos pide, a nivel de compensación, lo que nos prohíbe a nivel del vínculo y nos permite, a nivel del orden lo que nos niega a nivel del vínculo.
Por ejemplo, si causamos tanto daño a alguien como él a nosotros, satisfacemos la necesidad de compensación y nos sentimos en nuestro derecho. Pero luego, por lo general, perdemos el vínculo. En cambio, si buscamos satisfacer tanto la compensación como el vínculo, debemos reducir el daño que devolvemos al otro, con lo cual la compensación sí sufre pero el vínculo y el amor salen ganando. Al revés, si devolvemos tanto bien al otro como él a nosotros, llegamos a un equilibrio pero  se instala difícilmente el vínculo. Para lograr que la compensación lleve al vínculo, debemos darle más al otro que lo que él nos da, y él a su vez, al compensar debe ofrecer más de lo que ha recibido de nosotros. Entonces, el dar y el tomar llevan tanto al equilibrio como a un intercambio estable y a un vínculo en el amor.
Experimentamos oposiciones semejantes entre la necesidad de vínculo y la de orden. Cuando una madre castiga a su hijo por algo que ha hecho, mandándole a su habitación por una hora, satisface el orden cumpliendo con la totalidad del castigo. Pero el niño se enfada, con razón, porque la madre, por obedecer al orden, atenta contra el amor. Si de lo contrario reduce el castigo, atenta contra el orden pero   refuerza en cambio el vínculo y el amor entre ella y el niño.
Partiendo de esa base, por seguir nuestra consciencia viviremos  tanto la culpa como la libertad.

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