Por Bert Hellinger
"...Un movimiento
hacia la madre interrumpido tempranamente resulta más tarde un obstáculo
decisivo para el éxito en nuestro trabajo, en nuestra profesión y en nuestras
empresas. También en este caso se trata de que nos dirijamos al éxito en lugar
de esperar que él venga hacia nosotros. Por ejemplo, si esperamos el salario
sin entregar previamente el rendimiento correspondiente, si nos escudamos tras
otros en lugar de hacer el trabajo nosotros mismos, si nos retiramos antes de
acercarnos a los demás y al trabajo con alegría.
Todo éxito
tiene el rostro de la madre.
Es decir, que
también en este caso vamos primero internamente hacia nuestro éxito y hacia
otras personas, con la voluntad de hacer algo por ellos, dispuestos en lugar de
dudar y quedarnos parados esperando que sean ellos quienes se muevan.
Es decir, que
vamos hacia ellos y hacia nuestro éxito, paso a paso, y a cada paso sentimos a
nuestra madre amorosa detrás de nosotros. Vinculados a ella, estamos bien
preparados para el éxito y llegamos a él del mismo modo en que hemos llegado
hasta ella.
Primero hacia
nuestra madre y ahora hacia el éxito.”